proyecto de Cuerpo Europeo de Solidaridad
🇪🇺
Alvaro Vaquero Alvarez
Alvaro fue al proyecto CES a Estonia, ¡y estas son sus memorias!
Llevo un poco más de dos meses viviendo en Estonia gracias a la oportunidad que ofrece el programa del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Hasta ahora, podría definir la experiencia como intensa, cargada de momentos divertidos, extravagantes, novedosos pero también confusos y solitarios.
Vivir en otro país no es algo que se pueda tomar a la ligera. Es como un gran regalo envuelto divinamente en las expectativas de conocer nuevas tierras, de salir de la rutina que acostumbras a tener en tu casa. Pero cuando lo abres, encuentras muchos aprendizajes inesperados. Te arrojas a la aventura de descubrir gente de otros países, de que te cuenten cómo es su vida allí. De aprender un poco el idioma local, poco a poco ir captando las idiosincrasias propias de la cultura. Disfrutar (o soportar, dependiendo del caso) del clima. Y sobre todo, de descubrir las partes de ti que permanecen inalteradas al cambio de entorno.
Estonia es un país raro. Muy pequeño con algo menos de millón y medio de habitantes. Las gentes de aquí están todavía encontrando su propia dirección. Rubios y rubias de aspecto serio por las calles hacen sus vidas bajo la casi perenne capota gris que cubre el cielo. Gracias a esta monotonía, cuando trocitos de cielo azul se han abierto paso a través de las nubes he podido apreciar lo bello que hace todo el paisaje a su alrededor. Lo poco que lo apreciamos en España… Aún habiendo llegado en febrero (y por ende habiendo evitado la peor embestida del invierno), el frío también ha estado muy presente estos meses.
Vivo en un pueblo bastante pequeñito, con menos de mil habitantes. Eso me está dando la oportunidad de conocer un poco más de cerca lo que significa ser de aquí, tener conversaciones más profundas y de tratar de tener un impacto. A veces me cuesta, porque el idioma es dificil y hay gente que no se siente cómoda con el inglés. Pero estos son el tipo de retos a los que me estoy enfrentando aquí.
Me gusta mucho el calor de la gente, sobre todo de los otros voluntarios, tanto españoles como de otros países. Agradezco tener esta oportunidad, que seguro que quedará grabada conmigo para siempre. Si estas en busca de aventuras o algo estancado en la vida, es muy posible que el Cuerpo Europeo de Solidaridad tenga algo que buscas.
Llevo un poco más de dos meses viviendo en Estonia gracias a la oportunidad que ofrece el programa del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Hasta ahora, podría definir la experiencia como intensa, cargada de momentos divertidos, extravagantes, novedosos pero también confusos y solitarios.
Vivir en otro país no es algo que se pueda tomar a la ligera. Es como un gran regalo envuelto divinamente en las expectativas de conocer nuevas tierras, de salir de la rutina que acostumbras a tener en tu casa. Pero cuando lo abres, encuentras muchos aprendizajes inesperados. Te arrojas a la aventura de descubrir gente de otros países, de que te cuenten cómo es su vida allí. De aprender un poco el idioma local, poco a poco ir captando las idiosincrasias propias de la cultura. Disfrutar (o soportar, dependiendo del caso) del clima. Y sobre todo, de descubrir las partes de ti que permanecen inalteradas al cambio de entorno.
Estonia es un país raro. Muy pequeño con algo menos de millón y medio de habitantes. Las gentes de aquí están todavía encontrando su propia dirección. Rubios y rubias de aspecto serio por las calles hacen sus vidas bajo la casi perenne capota gris que cubre el cielo. Gracias a esta monotonía, cuando trocitos de cielo azul se han abierto paso a través de las nubes he podido apreciar lo bello que hace todo el paisaje a su alrededor. Lo poco que lo apreciamos en España… Aún habiendo llegado en febrero (y por ende habiendo evitado la peor embestida del invierno), el frío también ha estado muy presente estos meses.
Vivo en un pueblo bastante pequeñito, con menos de mil habitantes. Eso me está dando la oportunidad de conocer un poco más de cerca lo que significa ser de aquí, tener conversaciones más profundas y de tratar de tener un impacto. A veces me cuesta, porque el idioma es dificil y hay gente que no se siente cómoda con el inglés. Pero estos son el tipo de retos a los que me estoy enfrentando aquí.
Me gusta mucho el calor de la gente, sobre todo de los otros voluntarios, tanto españoles como de otros países. Agradezco tener esta oportunidad, que seguro que quedará grabada conmigo para siempre. Si estas en busca de aventuras o algo estancado en la vida, es muy posible que el Cuerpo Europeo de Solidaridad tenga algo que buscas.
MARÍA BOYANO
María fue al proyecto CES a Francia, ¡y estas son sus memorias!
En octubre de 2023 comencé mi proyecto de CES en Lorient, Francia.
Después de terminar mis estudios en junio, y con la llegada del nuevo curso, debía plantearme qué quería hacer mi primer año después de la universidad.
Por el momento no tenía muy claro qué quería hacer, pero tenía una cosa segura y es que quería vivir una experiencia en el extranjero.
Conocía el Cuerpo Europeo de Solidaridad, pero no tenía muy claro qué posibilidades ofrecían por lo que indagué un poco y vi todas las ofertas que había alrededor de Europa.
Para mí lo más determinante a la hora de elegir era el país; quería tener un tercer idioma y ya que tenía unas nociones básicas de francés; me parecía la oportunidad perfecta para aprenderlo; vivir allí y sumergirme en el idioma y la cultura.
Realizo mi misión en el Lycée Saint Louis, donde junto con mi compañera Claudia, hacemos talleres en inglés, apoyo escolar en español e informamos a los alumnos sobre las posibilidades para irse al extranjero.
Además, trabajo en Info Jeunes Lorient, con otras 4 voluntarias de distintas nacionalidades; donde trabajamos sobre un proyecto común y atendemos a eventos sobre movilidad internacional organizados por la asociación.
Para mí lo más valioso de esta oportunidad es el progreso que he hecho con el idioma, avanzar en cuestión de meses lo que me hubiera llevado años estudiar, y la oportunidad de estar constantemente en un ambiente internacional, conocer no sólo la cultura francesa sino también la de personas provenientes de distintos países que he tenido la suerte de conocer aquí.
Animo a cualquiera que de verdad desee tener una experiencia en el extranjero a hacer un voluntariado CES, ya que es una experiencia verdaderamente enriquecedora para los que estén dispuestos a abrir la mente y conocer otros lugares y costumbres.
En octubre de 2023 comencé mi proyecto de CES en Lorient, Francia.
Después de terminar mis estudios en junio, y con la llegada del nuevo curso, debía plantearme qué quería hacer mi primer año después de la universidad.
Por el momento no tenía muy claro qué quería hacer, pero tenía una cosa segura y es que quería vivir una experiencia en el extranjero.
Conocía el Cuerpo Europeo de Solidaridad, pero no tenía muy claro qué posibilidades ofrecían por lo que indagué un poco y vi todas las ofertas que había alrededor de Europa.
Para mí lo más determinante a la hora de elegir era el país; quería tener un tercer idioma y ya que tenía unas nociones básicas de francés; me parecía la oportunidad perfecta para aprenderlo; vivir allí y sumergirme en el idioma y la cultura.
Realizo mi misión en el Lycée Saint Louis, donde junto con mi compañera Claudia, hacemos talleres en inglés, apoyo escolar en español e informamos a los alumnos sobre las posibilidades para irse al extranjero.
Además, trabajo en Info Jeunes Lorient, con otras 4 voluntarias de distintas nacionalidades; donde trabajamos sobre un proyecto común y atendemos a eventos sobre movilidad internacional organizados por la asociación.
Para mí lo más valioso de esta oportunidad es el progreso que he hecho con el idioma, avanzar en cuestión de meses lo que me hubiera llevado años estudiar, y la oportunidad de estar constantemente en un ambiente internacional, conocer no sólo la cultura francesa sino también la de personas provenientes de distintos países que he tenido la suerte de conocer aquí.
Animo a cualquiera que de verdad desee tener una experiencia en el extranjero a hacer un voluntariado CES, ya que es una experiencia verdaderamente enriquecedora para los que estén dispuestos a abrir la mente y conocer otros lugares y costumbres.